Dicho esto, disculparme una vez más por no tener publicado nada desde el mes de octubre del pasado año, pero estar a las puertas del fin de una carrera no me permite tener tanto tiempo libre para escribir sobre mi vida como yo quisiera.
En cuanto a mi vida, el final del 2012 fue un tanto extraño... Mi cabeza se hizo un lío y esto hizo que mi humor no fuera ni la sombra de lo que venía siendo hasta ese momento.
Los estudios me iban bien, sin queja, pero en el terreno sentimental... ahí otro gallo cantaba... Me veía con 21 años, más seria de lo normal y más sola que la una. Esta situación se prolongó (e incluso, agravó) hasta principios de este año. Un mal humor permanente, unas ganas tremendas de tener gente a mi alrededor que me entendiera e incluso, decepciones que me había llevado con gente en la que confiaba desde hacía años, hacían que estar a mi lado no fuera una fiesta de luz y color precisamente.
Paso a explicar el tema de las decepciones: una persona que lleva a mi lado desde la infancia se está dejando llevar por las opiniones y actitudes de otra que, bajo mi punto de vista, lo único que pretende es separarnos y eso no me gusta nada de nada. Me callé durante unos días, pero como la cualidad de la falsedad no está demasiado presente en mi persona, exploté y tuve que hacerle saber de mi disgusto a esa amiga en cuestión. Odio que la gente intente hacerme perder los pilares fundamentales de mi vida, pero, os aseguro, que no lo va a conseguir, porque de seguir así, mi amiga va a tener que elegir entre esa "persona mete-mierda" y yo. Nunca he hecho tal cosa. Siempre he sido partidaria de que las amistades son personales y los demás no tienen nada que opinar de ellas, pero en este caso, las cosas cambian radicalmente y no estoy dispuesta a que la gente haga burla de mi. Si quiere seguir al lado de un cúmulo enorme de falsedad, que siga, pero lejos de mí. Ella valorará lo que tiene y puede perder, actuando en consecuencia.
Por si esto no fuera poco, en mi pueblo la gente había decidido focalizar su atención en mi y el L. En principio esto no me afectó en absoluto, ya que al ser un núcleo urbano más bien pequeño, soy perfectamente consciente de que todo se sabe (y se quiere saber), pero poco a poco y sin que yo me percatara, esto cambió. Tanta miradita y risita maliciosa empezaron a hacer mella en mí.
Si a estas dos circunstancias le unimos mi sensación de que ya nada es como antes en mi grupo de amistades, aquí tenéis un desánimo monumental que desencadenó mi cabreo.
Gracias a la vida y a sus oportunidades, este pasado sábado volví a ser yo, a pasármelo bien sin pensar en lo que digan o no de mi. Fue una noche casi perfecta, de la cual no me arrepiento en absoluto. Llevaba mucho tiempo teniendo que pensar en muchas personas que no eran yo, pero esa noche todo cambió. Me di cuenta de que mi prioridad tengo que ser yo (lo cual no impide que deje de preocuparme por los demás, que conste) y que debía de volver a mis "raíces" para tomar conciencia de que una persona se debe a sí misma y no a lo que los demás piensen o hagan.
En fin, esta es mi reflexión de hoy. A partir de ahora intentaré publicar algo cada semana, ya que no tengo la carga de trabajo del cuatrimestre pasado y se avecinan cosas interesantes en mi vida.
Saludos!
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