Mi vida no es interesante, ¿o sí?

Dentro de unos años leeré esto y me reiré de mi misma.

sábado, 10 de marzo de 2012

¡Hola! Como por una vez en mucho tiempo, me tengo que pasar una maravillosa tarde de sábado metida en el piso, aprovecho para escribir algo aquí y, de paso, dejar constancia de mi disgusto con cierto sector de mi clase.

No sé si en algún momento desde que comencé a contar mi vida en este blog os comenté que actualmente estudio 3º de comunicación audiovisual. Si lo hice, mis disculpas por ser repetitiva; en caso contrario, ese es mi actual ocupación académica.

Pues bien, los 2 anteriores años de carrera, la vida era fácil (en cierto sentido) y la convivencia en clase también. El único conflicto surgía cuando entraban en juego 2 personas con unos ideales revolucionarios con los que la mayor parte de la clase no estaba (ni está de acuerdo). Desde mi punto de vista, que tengan ideales distintos a los de la inmensa mayoría no es razón suficiente para tener que andar a la gresca con ellas (sí, son 2 chicas) y a pesar de las diferencias, nunca me demostraron ser malas compañeras.

Este curso, sin saber muy bien por qué, surgió una asquerosa competitividad entre los 2 grandes grupos de trabajo que se formaron. El punto cumbre de este ridículo enfrentamiento se alcanzó con el examen práctico de realización del cuatrimestre pasado: en mi grupo existía la convicción de que el otro se había dedicado a hacer un "circo" que nada tenía que ver con un informativo serio tradicional. He de decir que estuve presente en la realización del otro grupo, y ya no es solo que me gustara el ambiente en el que se llevaba a cabo, sino que hicieron una gran obra de arte digna de una excelente cualificación por parte de los profesores de la materia.

En principio, los "problemas" eran grupo con grupo, pero esta situación se agravó al surgir rencillas dentro de los propios equipos de 4 personas que forman cada grupo grande. Sin aviso previo, 2 de las personas que formaban el mío, decidieron hacer un cambio con otro equipo, algo que me fastidió (y mucho), porque puedo tener millones de fallos, pero si algo lo tengo que comentar, lo hago a la cara.

El cambio se llevó a cabo a principios de el presente cuatrimestre. En principio ésto me favorecía, ya que congenio mucho mejor con ellas. 

¡Horror! Qué equivocada estaba cuando pensaba que me iba a sentir en mi salsa. Los profesores decidieron que para los trabajos debían de formarse grupos de 8 personas (o lo que es lo mismo: debíamos juntarnos con otro grupo de 4). ¿Adivináis qué pasó? ¿Obvio, no? Que a mi equipo le tocó por obligación y descarte juntarse con el que formaban mis antiguos compañeros.

En principio, no existía problema por mi parte al tener que volver a trabajar con ellos, pero con el paso de los días, me fui sintiendo cada vez más triste y sin ganas de hacer nada. Tienen una odiosa forma de hacerme sentir inútil que odio con todas mis fuerzas cada día más. Se creen superiores y sin saber muy bien cómo, siempre acabamos actuando como sus subordinados.

Hace pocos días, me pensé seriamente si mandar todo a la mierda y pasar de ellos. Pero mi mente, que aún guarda resquicios de cordura, entró en razón y se percató de que a escasos meses de acabar el curso, sería una auténtica locura abandonar (sobretodo teniendo en cuenta que tengo todo aprobado del primer cuatrimestre).

Gracias a cierto sector de mi clase, al cual nunca jamás podré agradecerle bastante su apoyo, mis ánimos volvieron en sí y ayer hice gala de que cuando quiero, puedo hacer bien mi trabajo.

Teníamos que rodar una escena multicámara en exteriores. Mi puesto era el de "script". Llevé mis papeles perfectamente redactados y ordenados. Hice lo que el puesto requería, y salí del rodaje con la satisfacción del deber cumplido. Lo que viene siendo la grabación fue un auténtico caos: realizadora resacosa, cámaras y operadora de sonido que no sabían bien dónde colocarse y actores que (en principio) no podían moverse del sitio donde estaban sentados por estar amarrados al suelo con cinta de carrocero. Estos errores de producción / realización se fueron corrigiendo sobre la marcha.

El problemón llegó al intentar montar lo que habíamos grabado. Cada cámara había grabado en un formato y nos era imposible juntar planos de las 2. El profesor, hombre tranquilo donde los haya, se enfadó por la poca previsión y planificación previa que había. Echó una bronca monumental a la inmensa parte del equipo, pero, señores, ¡a mi no! Es más, sólo tuvo palabras amables y de felicitación hacia mi trabajo.

Conclusión: en el problema caótico que se generó tanto en grabación como montaje, yo no tuve nada que ver. Hice lo que se me exigía.

Después de esta biblia que os he escrito, me despido hasta otro día.

¡Saludos!

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